Reportajes

Si eres niño y escuchas “bote” enseguida relacionas juego y diversión.
Yo jugaba al bote por las calles del Cristo y acordarme de ello me hace sonreír inevitablemente.
Era un juego infantil al que yo jugaba hace ya más de 25 años y que estoy segura que hoy los niños también conocen aunque no jueguen tanto.
Más tarde ya de no tan niña conocí otro juego denominado también “bote” pero muy diferente.
Se trata de un juego de azar que se da en la ciudad de Palencia y provincia aunque excepcionalmente se alarga hasta Valladolid, Burgos y Segovia.
Se tiene constancia de que ya por el año 1790 se jugaba y aunque no se encuentre mucho referente a este juego escrito, no hay palentino que no sepa de éste o que no haya jugado o visto jugar en algún momento de sus vidas.
Solo hay que preguntarles por ejemplo por el “Bala” y las almendras, su respuesta inmediata es -¡ah si, el bote en las fiestas!-, si, “el bote” es un juego típico de encontrarte en todas las fiestas de los pueblos, “el bote” es un juego de ALMENDRAS.

EL ALMENDRERO 
                                      

Comúnmente denominado a los señores que llevaban el juego del bote por todos los pueblo de la ciudad de Palencia.
De norte a sur de la provincia al menos cinco familias abarcaban todas las fiestas sin dejarse una. Prada, Ultimios, Balas, Cabeza Buque, Alcalde Pajarejos, El gallo…se repartían los pueblos y hacían llegar el juego del bote y las almendras.
Transportame al año 1800 y pensar en la forma de vida de los ciudadanos de Palencia me hace pensar en el concepto que para ellos era ir a jugar al juego del bote y ganar la mitad de la apuesta en almendras. ¡ALMENDRAS GARRAPIÑADAS! En el año 1800 comerlas tenía que ser como una lotería. En una temporada los “almendreros” llegaban a suministrar hasta 1000 kg de Almendra Garrapiñada.
En concreto la familia de los “Balas” lo elaboraban de manera artesana y en diferentes talleres familiares situados en la ciudad.

Aquí podemos ver un video del decano de esta tradición que hoy en día nos hace posible llegar esta tradición a nuestros pueblos.





Consta de un tablero colocado encima de unas arcas donde se encuentran las almendras.

Este tablero tiene unas cartas de baraja grandes que coinciden con los números de un dado de hueso.
 


El dado se mueve por el señor con mucha fuerza provocando un ruido muy fuerte como si quisiera anunciar a las personas más alejadas que el juego del bote ya está en el pueblo.
Tanto que el bote utilizado tiene un abombamiento en la zona donde hace fricción el dado deformándolo. 



Puedes apostar a una o dos carta con una sola moneda colocándola en medio de las dos elegidas.






Se mueve el dado y se apoya contra el tablero se levanta el bote y lógicamente si no sale tu numero pierdes todo pero si sale el bote te paga cinco veces tu apuesta. 






Tú decides cuanto de tu premio quieres en almendra y entonces el señor te dará el dinero restante y el típico cucurucho de almendras garrapiñadas.

Cuenta el “DECANO” de este juego que empezó a la edad de los 12 años más o menos a transmitir esta tradición con su padre y que necesitaban para moverse de un pueblo a otro un “PERMISO GOBERNATIVO”.
Su abuelo y tatarabuelo ya tenían la tradición pero quizás este juego lleve mucho MÁS TIEMPO.
  

Artículo realizado por: Susana Gimeno
Vídeo realizado por:    Acción Vídeo